Todo empezó con el que para mí es un sabio de Linux y sus artes. Chris Titus. Lleva décadas trabajando en sistemas y, aunque su experienca en Windows es mucho mayor que en Linux, no se puede decir que no tenga una experiencia brutal con ambos. Él encendió en mí esta bombilla del puritanismo Linux.

Primero, ¿qué es una distro?

La palabra distro hace referencia a un sistema Linux que se diferencia de los demás sistemas Linux, y que además es mantenido por una comunidad.

Recordemos que Linux es simplemente el kernel, lo que habla con el hardware para hacer nuestros ordenadores útiles del todo. Entonces, los sistemas operativos que usamos no solo tinen Linux, sino que usan además herramientas de otros desarrolladores y demás.

En la suite de herramientas radica el kit de la cuestión: una distro se diferencia de otra por las herramientas que tienen y cómo las combina. Con este criterio en mente hay centenares -si no miles- de distros por ahí sueltas.

Sin embargo, cabe destacar que hay distinto tipo de distro, según cómo se diferencie de aquella distro de la que derive -sé que esto se está retorciendo, pero es así como es. Intentaré aclararlo lo antes posible-.

Por ejemplo, probablemente te suene Ubuntu. Ubuntu nace a partir de Debian e incluye cambios como en los paquetes compatibles, gestión de repositorios de usuario… y hasta tiene versión de pago. Podríamos decir que Ubuntu es una distro bien diferenciada de Debian.

Ahora veamos otro ejemplo, el de Ubuntu y Kubuntu -hasta los nombres se parecen, creo que ya ves por dónde voy-. Recordemos que Ubuntu se basa en Debian y están bien diferenciados. Bueno, pues Kubuntu se basa en Ubuntu, y lo único que cambia es el diseño del escritorio -y ni siquiera es único, sino que con un simple comando en el Ubuntu original y par de minutos descargando tienes exactamente lo que Kubuntu ofrece-, siendo lo que podríamos llamar una distro más ligerita -o spin, que es como se llama en realidad-.

¿Entonces todo es Debian?

No todo, pero sí Ubuntu, sus derivados, los derivados de éstos… Y cuando digo que no todos es porque Debian no es la única elección que hay.

Otra distribución padre es Arch Linux, conocida como la distro de los locos y de los que no temen a las cosas -Debian suele considerarse la de las personas que quieren un Linux que funcione y punto-. Arch tiene, al igual que Debian, montón de derivados, y a su vez estos pueden tener derivados.

Y no todo termina ahí, sino que además hay distribuciones independientes de Linux: distros que no usan nada de lo que Debian o Arch aportan, sino que probablemente usen sus propias herramientas. Sin embargo, estas están fuera del alcance de este post -al igual que distros meramente empresariales como RHEL-.

¿Y a qué viene todo este sermón?

Como todo con Linux, cada uno es libre de hacer lo que quiera y combinar herramientas como quiera. Esto es, todo el mundo puede coger una distro, hacerle cambios de alguna manera que todavía no esté difundida y compartida en Internet, y tratarlo y mantenerlo como una distro nueva -recordemos que Kubuntu es literalmente Ubuntu con otro escritorio-.

Visto lo fácil que puede ser empezar una distro nueva, podríamos pensar que hay distros para todo. Y es así. Por ejemplo, y volviendo al mismo ejemplo, Kubuntu instala KDE Plasma sobre Ubuntu, pero hay muchísimos escritorios más que puedes instalar, y para cada uno de ellos relativamente popular hay toda una distro con una comunidad de desarrolladores manteniéndola -Lubuntu para Lxde, Xubuntu con Xfce… si ya era fácil crear las distros, ni se han trabajado los nombres-.

Todo esto de las distros da bastante seriedad al asunto de la personalización, e incluso puede abrumar a algunos usuarios. Por ejemplo, si uso Ubuntu pero me canso de su interfaz gráfica, ¿necesito instalar otra distro, la que tenga la interfaz que quiero? En absoluto. Por supuesto que puedes, pero nadie te diría que lo hicieras. Linux no es tan complicado.

¿Qué hacer, entonces? Muy fácil, si te gusta KDE Plasma en Ubuntu, pasa de Kubuntu. Coge tu Ubuntu e instálale KDE Plasma:

""" sudo apt install plasma-desktop """

Al final instalar un escritorio, nuevas versiones de Linux… no tienen más trámite que una aplicación cualquiera gracias a los gestores de paquetes.

Si es tan simple, ¿por qué tanta distro?

Cabe destacar que -aunque es completamente real- el ejemplo de Kubuntu y Cía es uno muy concreto para que quede claro lo que quiero demostrar. De todas las distros que hay por ahí -incluso las basadas en otras distros-, hay algunas que realmente ofrecen algo nuevo y que, a menudo, ahorran horas de investigación y depuración al usuario en vez de incluir simplemente un programa instalado por defecto -hay distros para investigación científica, arqueología, distros con escritorios propios y únicos…-.

Sin embargo, excepto en casos súper concretos, siempre se puede instalar manualmente los programas que buscas en vez de descargar una imagen de instalación y reinstalar el sistema. Lo de instalar Ubuntu y ponerle KDE Plasma es una tontería, pero no hay distro que no puedas alcanzar por este mismo método -aunque quizá sí que estés más tiempo peleando con configuraciones-.

Podríamos decir, entonces, que si sabes lo suficiente de Linux, qué distro usas no importa porque a golpe de comando puedes hacer lo que quieras. Lo único que define es el punto de partida.

Sin embargo, podemos ir un poco más lejos: no tiene sentido la existencia de ninguna distro derivada. Solo Debian, Arch y alguna original valen la pena. Veamos por qué.

La curva de aprendizaje

La razón por la que considero a Arch y Debian las únicas distros reales es que ofrecen la experiencia Linux como debe ser, y de forma adecuada. ¿Qué quiero decir con esto? Que las distros derivadas de estas casi siempre ofrecen facilidades que harán que tengas problemas.

Por ejemplo, pongamos el conocido caso de Manjaro. Es una distro basada en Arch y que, para complementar los paquetes normales de Arch, incluye su propio gestor de paquetes, invisible desde la tienda que incluye. ¿Cuál puede ser el problema? Que, si hay algún problema instalando algún paquete, como todo es invisible no tendrás ni idea de cómo resolverlo, o ni siquiera de qué está pasando. Estás solo en esto.

Lo mismo puede pasar en Ubuntu, recordemos que está basado en Debian. Deja que te diga, si vas a quedarte con el Firefox que viene de serie vas a estar dos minutos esperando a que se abra y no vas a saber cambiarlo -es un paquete de snap, no de apt-. Estás jodido a menos que sea por la ayuda de la comunidad.

Y tampoco hace falta ponerse catastrofista. Si usas una distro destinada a la producción audiovisual probablemente más de la mitad de las herramientas no sepas ni usarlas. Te ahorra tener que investigar e instalarlas, pero sigue sin ser de valor para ti.

A esto me refiero. Si usas Arch o Debian tienes la experiencia pura. Si quieres una herramienta o algo por el estilo tendrás que estudiar cómo funciona, qué es, para qué sirve, cómo configurarla… y estarás mucho más preparado para los fallos que vengan.

Si usas una distro derivada probablemente tu experiencia sea la misma que con Windows: cuando falle algo, reinstalas, borrón, y cuenta nueva. Yo no quiero quedarme ahí.

Gracias por leerme.